A pesar de que hace unos días el titular de la Agencia de Energía de Yucatán, Pablo Gamboa Miner, aseguró públicamente que el problema del suministro eléctrico en Mérida “ya estaba resuelto”, hoy los constantes reportes de fallas vuelven a poner el tema sobre la mesa. Ahora, en lugar de aceptar fallas estructurales, se atribuye la culpa a los ciudadanos, al señalar que los apagones se deben a sobrecalentamientos por uso excesivo de aires acondicionados y al robo de cableado.

Gamboa explicó que los transformadores están diseñados para atender a 100 viviendas, pero actualmente atienden hasta 300, lo cual —sumado a que la mayoría de los hogares encienden sus aires al mismo tiempo— provoca el colapso de los equipos. También indicó que según reportes de la CFE, en muchos casos las interrupciones eléctricas se deben al robo de cobre. Sin embargo, estas justificaciones no resuelven la incomodidad ciudadana, que exige un servicio confiable en plena ola de calor.

La ciudadanía insiste en que es responsabilidad de la CFE y de las autoridades estatales garantizar que el sistema eléctrico esté adecuadamente abastecido y modernizado, especialmente en una región donde las temperaturas extremas hacen del acceso a la electricidad una necesidad básica. Las causas pueden variar, pero el resultado es el mismo para miles de familias: cortes inesperados y una red eléctrica visiblemente saturada y vulnerable.